Los “dialectos” de unos extraños roedores

Redacción

La rata topo lampiña, también conocida como ratopín rasurado, es un animal muy comunicativo. Desde fuera de sus madrigueras, se puede oír a los pequeños roedores gorjeando, chillando o incluso gruñendo entre ellos.

Un equipo internacional integrado, entre otros, por Gary Lewin y Alison Barker, del Centro Max Delbrück para Medicina Molecular (MDC) en Alemania, se propuso averiguar si estas vocalizaciones tienen una función social para los animales, que conviven en colonias ordenadamente, con una estricta división de labores.

Al analizar minuciosamente los sonidos que las ratas topo lampiñas utilizan para saludarse, los investigadores no solo pudieron reconocer la voz de cada rata topo sino que además se percataron de que cada colonia posee su propio “dialecto”. Al parecer, el desarrollo de un dialecto compartido refuerza la cohesión y el sentido de pertenencia al grupo entre las ratas topo lampiñas de una colonia específica.

Los congéneres extranjeros no son bienvenidos en una colonia establecida de ratas topo lampiñas. “Se podría decir incluso que estos animales son extremadamente xenófobos”, enfatiza Lewin, que lleva unos 20 años estudiando las ratas topo lampiñas en el MDC. “Este comportamiento es probablemente el resultado de la escasez permanente de alimentos en las llanuras secas del hábitat de la rata topo lampiña en África oriental”. Sin embargo, dentro de su propia colonia, los roedores trabajan juntos en armonía. Cada uno conoce su rango y las tareas que tiene que realizar, y normalmente las cumple con fiabilidad.

En uno de los experimentos realizados durante el estudio, una rata topo lampiña era colocada en dos cámaras, conectadas mediante un tubo. En una de las cámaras se oía el gorjeo de otra rata topo lampiña, mientras que la otra cámara estaba en silencio. Los investigadores observaron que los animales siempre se dirigían inmediatamente a la cámara donde se oían los gorjeos. Si los sonidos eran emitidos por un individuo de la propia colonia del sujeto de prueba, este daba una respuesta vocal inmediata, pero si eran emitidos por un individuo de una colonia extranjera, la rata topo permanecía en silencio. Eso permitió a los investigadores deducir que las ratas topo lampiñas pueden reconocer su propio dialecto y responden selectivamente a él.

Para asegurarse de que los sujetos de prueba reaccionaban al dialecto y no a la voz de un individuo conocido por ellos, los investigadores crearon deliberadamente sonidos artificiales. Estos sonidos contenían características de cada dialecto pero no se parecían a la voz de un individuo concreto. Las ratas topo lampiñas produjeron una respuesta vocal a los chirridos desarrollados por el ordenador. Y el experimento funcionó incluso cuando a la cámara donde se oía el dialecto conocido y de confianza se le puso el olor de una colonia extranjera. Eso demostró que las ratas topo lampiñas respondían específicamente al dialecto y no al olor, y que tienen una reacción positiva al escuchar su propio dialecto.

En otros experimentos, los investigadores colocaron a tres crías huérfanas de rata topo lampiña en colonias extranjeras donde la reina (la única hembra de las colonias de rata topo lampiña que se reproduce) también había tenido una camada recientemente. Así se garantizaba que los recién llegados no fueran atacados. Seis meses después, se comprobó que los cachorros de acogida habían adquirido el dialecto de su nuevo hogar.

El estudio, titulado “Cultural transmission of vocal dialect in the naked mole-rat”, se ha publicado en la revista Science.

Noticias

Síguenos en redes