Detectar una civilización extraterrestre por la contaminación atmosférica de su mundo

Redacción

Si hay una civilización extraterrestre avanzada en algún planeta de un sistema solar cercano, podríamos detectarla sirviéndonos para ello de su propia contaminación atmosférica, según una nueva investigación.

El estudio, realizado por el equipo de Ravi Kopparapu, del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA en Greenbelt, Maryland, Estados Unidos, se ha centrado en la presencia de dióxido de nitrógeno en una atmósfera. En el caso de la atmósfera terrestre, se produce dióxido de nitrógeno mediante la quema de combustibles fósiles, aunque también puede generarse a partir de fuentes no industriales, como algunos procesos biológicos, los relámpagos y los volcanes.

De todos modos, tal como argumenta Kopparapu, en la Tierra, la mayor parte del dióxido de nitrógeno se emite a partir de procesos artificiales vinculados a la actividad humana, esencialmente procesos de combustión en vehículos y en las centrales eléctricas alimentadas con combustibles fósiles. En la parte baja de la atmósfera (desde la superficie hasta una altitud de entre 10 y 15 kilómetros), el dióxido de nitrógeno procedente de las actividades humanas predomina claramente, en comparación con el procedente de las fuentes no humanas. Por tanto, la detección de una cantidad significativa de dióxido de nitrógeno en la atmósfera de un planeta habitable podría indicar la presencia de una civilización industrializada.

Hasta la fecha, se han descubierto más de 4.000 planetas en órbita a otras estrellas. Algunos podrían poseer condiciones adecuadas para la vida tal y como la conocemos, y en algunos de estos mundos habitables, la vida podría haber evolucionado hasta el punto de desembocar en una civilización tecnológica. Dado que los exoplanetas (planetas de fuera de nuestro sistema solar) están tan lejos, hoy en día los científicos no pueden buscar signos de vida o de civilización enviando naves espaciales a esos mundos lejanos. En vez de eso, deben utilizar potentes telescopios para detectar qué sustancias químicas hay dentro de las atmósferas de los exoplanetas.

Un posible indicio de vida, o biofirma, podría ser una combinación de gases como el oxígeno y el metano en la atmósfera. Del mismo modo, una señal de tecnología en un exoplaneta, lo que se denomina tecnofirma, podría ser lo que en nuestro mundo llamamos “contaminación”: la presencia de un gas o gases que se liberan como subproducto de algún proceso industrial generalizado, como el dióxido de nitrógeno producido por la combustión artificial.

Hasta donde saben sus autores, este estudio marca la primera vez en que el dióxido de nitrógeno ha sido examinado como una posible tecnofirma.

Otros estudios han examinado los clorofluorocarbonos (CFCs) como una posible tecnofirma. Se trata de productos industriales que se utilizaron ampliamente en refrigeración hasta que se dejó de usarlos debido a su papel en el deterioro de la capa de ozono, que nos protege de radiaciones malignas provenientes de fuera de la Tierra. Por lo que se sabe, los CFCs no son producidos por la biología en absoluto, por lo que son una tecnofirma más obvia que el dióxido de nitrógeno. Sin embargo, tal como argumenta Jacob Haqq-Misra, coautor del estudio, los CFCs son productos químicos manufacturados para fines muy específicos, que podrían no ser frecuentes en otras civilizaciones; el dióxido de nitrógeno, en cambio, es un subproducto general de cualquier proceso de combustión.

En su estudio, el equipo utilizó un modelo informático para predecir si la contaminación por dióxido de nitrógeno produciría una señal que resultase práctica de detectar con los telescopios actuales y los previstos para el futuro cercano. El dióxido de nitrógeno atmosférico absorbe fuertemente algunos colores (longitudes de onda) de la luz visible, lo que puede detectarse observando la luz reflejada por un exoplaneta mientras este orbita su estrella.

Los autores del estudio han descubierto que, para un planeta similar a la Tierra que orbite alrededor de una estrella parecida al Sol, una civilización que produzca la misma cantidad de dióxido de nitrógeno que la nuestra podría ser detectada desde la Tierra hasta unos 30 años-luz de distancia con unas 400 horas de tiempo total de observación utilizando un futuro gran telescopio de la NASA.

Dado que el dióxido de nitrógeno también se produce de forma natural, los científicos tendrán que analizar cuidadosamente toda la información obtenible de un exoplaneta sospechoso a fin de poder dilucidar si hay un exceso que pueda atribuirse a una sociedad tecnológica.

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