Redacción
Las autoridades de Cultura y Ciencia del gobierno actual se han convertido en clientes frecuentes de la plataforma Change.org. Y hacen méritos para estar ahí y volver, volver, volver. La más reciente demanda a través de ese sitio es de estudiantes y académicos que exigen al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología no eliminar las becas de postgrado en el extranjero. Con un recuento minucioso de los hechos, en la plataforma exhiben cómo Conacyt, que encabeza la doctora María Elena Álvarez-Buylla, ha dado versiones encontradas sobre los apoyos a estudiantes que se forman en el extranjero. Con toda la razón, los firmantes expresan que es de total ignorancia pensar que el eliminar las becas para estudiar un posgrado en el extranjero en ciencias diferentes a las de la salud es una decisión acertada. Más de 27 mil firmas respaldaban la demanda, ¿y Conacyt? Seguro está preparando otra versión de los hechos.
Tema laboral tiene en jaque a la ENAH
Los problemas laborales en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) son añejos; sin embargo en esta administración se han agravado por la austeridad, pero con la pandemia la institución educativa, que es pieza clave en la formación de arqueólogos, etnohistoriadores y antropólogos físicos y sociales, se está asfixiando. La pandemia no sólo causó el cierre de espacios para el turismo cultural, sino la cancelación de proyectos de investigación donde los estudiantes realizan sus prácticas y, además, de materias, y despido a profesores. La ENAH dijo que corrieron a 100 maestros y que quitaron igual número de materias para este ciclo escolar, lo que los movilizó en una protesta la tarde del sábado en el Museo Nacional de Antropología, y fue la presión para que el INAH reconociera que hay 74 materias canceladas “por no cumplir con el requisito reglamentario de cinco o más alumnos inscritos”. Además, anunció que sólo “gestionará los recursos necesarios para la reapertura de las 35 materias optativas que registraron cinco o más inscritos para llevarlas a un nuevo proceso de inscripción”. La situación es grave —peor que en años anteriores— y, nos cuentan, más que diálogo por parte de Diego Prieto, director general del INAH, hay imposición.
