Rusia, con incesante presencia en América Latina

Redacción

Sin importar que fuera la Unión Soviética hasta 1991 o Rusia a partir de ese año, a Estados Unidos siempre le incomodó la presencia militar de Moscú en América Latina y el Caribe, que empezó en 1960 en Cuba para expandirse en 1970 a Perú, en 1976 a Guyana, en 1980 a Nicaragua y en 1982 a Grenada y prolongarse en el siglo XXI a México, Venezuela, Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador y Uruguay.

Tras ser un teatro indirecto de la pugna Moscú—Washington en el choque comunismo versus capitalismo o Guerra Fría en la segunda mitad del siglo XX, la zona sería de nuevo un campo paralelo de la batalla Kremlin—Casa Blanca y focalizada en Cuba, Venezuela y Nicaragua.

Las tensiones de ambas potencias crecieron luego de que el presidente de EU, Joe Biden, calificó el miércoles anterior de asesino al gobernante de Rusia, Vladimir Putin, por intentar envenenar al opositor ruso Alexéi Navalni.

La crisis de Venezuela insertó a Moscú en el “centro de la geopolítica” en el área, narraron los brasileños Mariana Kalil, profesora de la Escuela Superior de Guerra del Ministerio de Defensa de Brasil, y Thiago Rodrigues, profesor de la (estatal) Universidad Federal Fluminense de ese país.

En apoyo al cuestionado presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, Putin le envía recursos financieros y “consultores militares” y le vende armamento, detallaron en el libro Desafíos para la Seguridad y la Defensa en el Continente Americano 2020—2030.

“Compañías militares privadas” se instalaron en Venezuela para entrenar a “fuerzas especiales” de Maduro”, proteger “los negocios rusos” y actuar “como guardia pretoriana” del gobernante, plantearon en el libro, editado por AthenaLab, organización no estatal de estudios políticos de Chile.

Derechos humanos y democracia “no son preocupaciones para Rusia”, adujeron.

La influencia rusa en Cuba, Venezuela y Nicaragua “socava” los intereses de Washington, dijo el almirante Craig Faller, jefe del Comando Sur de EU, el pasado martes ante un comité del Congreso de EU. El Comando, que controla las operaciones militares de EU en América Latina y el Caribe excepto México, vigila la incursión de actores extrarregionales.

Moscú siempre rechazó los ataques y alegó que respeta la soberanía de cada país.

Historial. Moscú sumó 6 mil 391 millones de dólares en ventas de pertrechos bélicas a México, Cuba, Venezuela, Brasil, Argentina, Nicaragua, Perú, Colombia, Ecuador y Uruguay de 1992 a 2020. El total podría aumentar porque hay datos parciales de Cuba, primer país comunista en América y que fue satélite de la URSS.

De 1950 a 1991, los negocios militares de los soviéticos con sus cinco compradores—Cuba, Perú, Nicaragua, Guyana y Grenada—alcanzaron los 14 mil 934 millones de dólares.

Las cifras actualizadas fueron reveladas por el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI por siglas en inglés), principal centro mundial de monitoreo de gastos de defensa. EL UNIVERSAL tiene copia del informe.

Aunque la incursión rusa en el área incluyó inversión petrolera en Venezuela, el factor castrense emergió como prioritario. Caracas se convirtió en el más importante cliente regional de los rusos tras el ascenso al poder en 1999 de Hugo Chávez, fallecido en 2013.

“Precisión absoluta…  gran alcance”, proclamó Maduro el 22 de mayo de 2020, eufórico y desafiante, luego de que la Fuerza Armada de Venezuela realizó con éxito una ronda de pruebas en ejercicios bélicos para simular la protección de aguas y costas en la norteña isla de La Orchila con misiles Buk, fabricados en Rusia.

Una maniobra con bombarderos supersónicos rusos Túpolev Tu-160, procedentes de Moscú y Caracas, que sobrevolaron aguas internacionales en el mar Caribe, ingresaron a Centroamérica, aterrizaron en Managua y desplegaron una serie de juegos castrenses de guerra, simbolizaron en octubre de 2013 una renovada alianza militar entre Rusia y Nicaragua.

El gobierno colombiano expulsó en diciembre de 2020 a dos espías al verificar que, encubiertos como diplomáticos de la embajada de Rusia en Bogotá, intentaron captar información secreta de Colombia sobre inteligencia militar, infraestructura energética, desarrollo tecnológico, telecomunicaciones y empresas públicas y privadas.

El tradicional apacible escenario de la bahía de La Habana sufrió un súbito cambio en la mañana del 24 de junio de 2019 por el arribo de tres barcos de guerra de Rusia que, en misión especial a Cuba, anclaron en las dársenas que, hasta mediados de ese mes, usaron los cruceros turísticos de EU que luego fueron prohibidos por el embargo económico que Washington impuso a la isla desde 1962.

Fusiles Kalashnikov, aviones 11—76 y caza Sujoi, generaciones de helicópteros MI y de misiles SAM, Buk, S—300, Pechora y MANPDAS de lanzamiento y portátiles, cañones Zu-23, morteros, tanques T-72B o sistemas de defensa antiaérea y de artillería costeros: esas y otras piezas del menú militar de Rusia inquietaron a EU por la incursión de su viejo rival a su sector inmediato de influencia.

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