Propulsar una masa de tres millones de veces la del Sol

Redacción

En su recorrido alrededor del centro de su galaxia, algunas estrellas y cuerpos celestes de masa similar a la de estas pueden ver alterada drásticamente su órbita por algún fenómeno de gran energía, en el que por regla general está involucrado algún objeto de gran masa. Pero en el caso de los agujeros negros supermasivos, que precisamente residen en el centro de su galaxia o son, de hecho, dicho centro, ¿qué podría empujarlos fuera de su privilegiada y sedentaria posición? Teniendo estos agujeros masas de millones de veces la del Sol, se hace difícil pensar en una fuerza propulsiva capaz de ponerlos en movimiento y hacerlos partir a gran velocidad en un viaje hacia un destino tan incierto como potencialmente lejano.

Un caso de este tipo ha sido descubierto recientemente por el equipo internacional de Dominic Pesce, del Centro para la Astrofísica (CfA), gestionado conjuntamente por la Universidad Harvard y el Instituto Smithsoniano, todas estas entidades en Estados Unidos.

Hay teorías según las cuales los agujeros negros supermasivos pueden vagar por el espacio, pero atraparlos en el acto ha resultado difícil. Por eso, resulta tan llamativo el descubrimiento de que el agujero negro mencionado está haciendo eso. A juzgar por las observaciones, se trata además del caso más claro estudiado hasta la fecha.

Situado a 230 millones de años-luz de la Tierra, el agujero negro sigue por ahora en el sector central de su galaxia, la cual se llama J0437+2456.

La masa del agujero negro es de aproximadamente tres millones de veces la de nuestro Sol.

Este agujero negro se mueve con una velocidad de aproximadamente 180.000 kilómetros por hora.

No se sabe qué está causando el desplazamiento. El equipo sospecha que hay dos posibilidades.

Una posibilidad es que estemos observando las consecuencias de la fusión entre dos agujeros negros supermasivos, tal como apunta Jim Condon, radioastrónomo del Observatorio Nacional de Radioastronomía de Estados Unidos y coautor de la investigación. El resultado de una fusión de este tipo puede hacer que el agujero negro recién nacido experimente algo comparable, en algunos aspectos, al efecto de retroceso que sufre un arma de fuego al efectuar un disparo. Si es así, estamos viendo el “retroceso” provocado por la fusión entre agujeros.

Pero hay otra posibilidad, quizá aún más emocionante: el agujero negro puede formar parte de un sistema binario de agujeros negros supermasivos. Si es así, lo que podríamos estar viendo en la galaxia J0437+2456 es uno de los agujeros negros de tal pareja, no habiéndose por ahora detectado al otro.

Serán necesarias más observaciones para determinar la causa del movimiento inusual de este agujero negro supermasivo.

Noticias

Síguenos en redes