Redacción

En un panel de discusión de la semana pasada, David Malpass, presidente del Banco Mundial, describió el cambio climático como un “inmenso” problema para el mundo y habló acerca de la necesidad que tienen las naciones de alejarse del carbón.

Tal comentario de Malpass, quien fue seleccionado para el puesto por el ex presidente Donald J. Trump, hubiera sido sorprendente hace uno o dos años. Actualmente, con la administración Biden está viendo el cambio climático como una amenaza existencial, Malpass se ha convertido en un ambientalista, y ha pronunciado discursos acerca del “crecimiento ecológico” y un futuro sin carbón.

Esa transformación refleja el cambio de vientos políticos en Washington — una que podría tener importantes consecuencias si el Banco Mundial puede reanudar su papel central en la lucha contra el cambio climático, que quedó estancado durante la Era de Trump.

Funcionarios del Banco Mundial estaban preocupados de que Malpass, un ex funcionario de alto rango del Departamento del Tesoro, fuera seleccionado en el 2019 para un término de cinco años.

En algún momento, Trump prometió volver a recuperar los empleos relacionados con la industria del carbón, Malpass era considerado como una persona leal.

Al venir de una administración que no creía en la ciencia en relación con el cambio climático, coloca a Malpass en una posición incómoda.