“Era un vecino normal”: ex policía había sido capturado desde 2012… era asesino serial

Redacción

A principios de este mes de mayo, las autoridades de El Salvador registraron el asesinato de dos mujeres y dos hombres en una localidad del departamento de Santa Ana.

Por las cuatro muertes fue capturado Hugo Ernesto Osorio Chávez, un expolicía, de 51 años.

Aunque inicialmente fue detenido por estos asesinatos, en su residencia, hasta el momento, se han encontrado otros 13 cuerpos enterrados. La mayoría de los cadáveres son de mujeres. Las autoridades estiman que, al menos, se hallen siete cuerpos más.

El expolicía Osorio podría ser el autor de 20 asesinatos.

Las primeras víctimas identificadas fueron Mirna Cruz Lima, de 57 años, y su hija Jacqueline Cristina Palomo Lima, de 26.

De acuerdo a las autoridades, Osorio se quedó en la escena del crimen e intentó quitarse la vida, lo que facilitó su captura.

Desde ese momento inició una investigación en su casa, en donde se ha encontrado una gran cantidad de cadáveres.

Osorio podría ser considerado un asesino serial.

Según el medio local El Salvador, primero se hallaron dos cuerpos en una fosa: el del otro hijo de Mirna, Alexis, de 23 años, y el del hermano de Osorio.

Tras ello, el 14 de mayo se informó que, hasta ese momento, habían encontrado 10 cadáveres. Algunos de los restos corresponden, al parecer, a personas asesinadas hace dos años o incluso más.

Entre los muertos se registra una niña, de siete años, y otros dos menores.
Tres días después, el 17 de mayo, se reportó el hallazgo de tres cuerpos más, llegando a un total de 13 cadáveres, nueve de ellos mujeres.

La fiscal Graciela Sagastume indicó que la mayoría de casos son feminicidios y que “absolutamente todas” las víctimas fueron agredidas de forma sexual.

El Ministerio Público dijo que en un terreno colindante a la casa de Osorio hay “siete fosas más donde se presume este asesino enterró a otras víctimas” y que, con esta investigación, se podrán esclarecer “casos de personas que habían sido reportadas como desaparecidas” hace varios meses, incluso años.

La Fiscalía acusó penalmente, el pasado 17 de marzo, a 10 personas por su supuesta complicidad en los asesinatos.

Este hombre, de 51 años, fue agente de policía. De acuerdo con sus compañeros, desde que estaba en la institución tuvo conductas inapropiadas, pues solía publicar su número de teléfono en espacios públicos para establecer relaciones con menores de edad.

A mediados de 2012 fue capturado en un centro comercial mientras se disponía a llevarse a una menor en una moto tras prometerle un pago por servicios sexuales.

A raíz de ese caso, fue expulsado de la Policía.

En su barrio era considerado un vecino normal.

Los vecinos notaban ciertas irregularidades que, en principio, no encendieron las alarmas por completo: Osorio llevaba varias mujeres a su casa, le gustaba el licor y la marihuana.

Esa reputación, aunque en principio sombría, ocultaba atroces delitos.

Según él mismo confesó, solía contactar a jóvenes con engaños y las trasladaba hasta su vivienda, donde las violentaba hasta, finalmente, asesinarlas.

Comentó que, usualmente, se ganaba la confianza de las víctimas y las inducía a ingerir bebidas alcohólicas. Cuando ya tenían poca capacidad de resistencia, les proporcionaba un golpe en la cabeza o en la nuca con un objeto contundente.

“Uno conoce a la gente por fuera pero jamás sabe lo que llevan dentro”, comentó una vecina que conoció a Osorio muchos años atrás.

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