A Chabelo no le sorprende: La Tierra es más vieja que lo que creímos

Redacción

La formación de la corteza continental de la Tierra, diferenciada de la corteza oceánica, marcó en muchos aspectos el fin de la infancia de nuestro mundo y tuvo consecuencias decisivas para la tectónica de placas, la química oceánica, e, indirectamente, también para la evolución biológica.

Se ha venido creyendo que la corteza continental surgió hace 3.200 millones de años.

Una vez que la tierra firme queda establecida y su naturaleza se consolida a través de procesos dinámicos como la tectónica de placas, comienza a experimentar la meteorización y como consecuencia de ello desprende materiales, algunos de ellos nutrientes cruciales, que mediante la escorrentía acaban yendo a parar al mar, enriqueciéndolo químicamente.

Es posible obtener información sobre la presencia de estos nutrientes en el pasado remoto si se recurre a rocas lo bastante antiguas. En investigaciones anteriores se utilizaron ciertos isótopos de estroncio en carbonatos marinos, pero estos suelen ser escasos o estar alterados en rocas de más de 3.000 millones de años.

El equipo de Desiree Roerdink, geoquímica de la Universidad de Bergen en Noruega, decidió adoptar un nuevo enfoque para rastrear la aparición de las primeras rocas de la corteza continental. Ella y sus colegas recurrieron a un mineral diferente: la baritina.

La baritina, en buena parte sulfato de bario, se forma a partir de una combinación de material procedente del agua oceánica que se mezcla con material de las fumarolas hidrotermales. La baritina guarda en su estructura un registro bastante detallado de la química oceánica, útil para averiguar cómo eran los entornos antiguos en los que existió.

Roerdink y sus colegas analizaron seis depósitos diferentes en tres continentes distintos, con una antigüedad de entre 3.200 y 3.500 millones de años. Calcularon la proporción de isótopos de estroncio en la baritina y, a partir de ahí, dedujeron cuándo la materia pétrea continental meteorizada llegó al mar y se incorporó a la baritina. Basándose en los datos obtenidos de la baritina, descubrieron que la meteorización comenzó hace unos 3.700 millones de años, unos 500 millones de años antes de lo que se pensaba. Es un salto enorme hacia atrás, tal como destaca Roerdink.

Este retroceso tremendo en el calendario no acarrea simplemente un cambio en la cronología geológica de la Tierra. Implica mucho más. El surgimiento de tierra firme está íntimamente relacionado con la tectónica de placas y con un inicio lo bastante temprano de los procesos geodinámicos del planeta. “Para que haya tierra firme, se necesitan procesos que operen para formar esa corteza continental, químicamente diferente de la corteza oceánica”, argumenta Roerdink.

“Y ello tiene también repercusiones sobre cómo creemos que la vida surgió en la Tierra”, subraya Roerdink. Tal como razona ella, se suele creer que la vida comenzó en el mar, concretamente en puntos con actividad hidrotermal del fondo del mar, pero esta creencia se debe en parte al convencimiento de que en la época en que surgió la vida todavía no existía tierra firme. Lo descubierto cambia las cosas en el sentido de que ahora cabe plantearse la posibilidad de que la vida comenzase al mismo tiempo en el mar y en tierra firme.

Los resultados de esta investigación se han presentado en un congreso de la Unión Europea de Geociencias (EGU).

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