Te contamos todo sobre Ernest & Bottom la puesta en escena que te robará el corazón

Redacción

Dos viejitos viven en una casa de descanso en la que todo puede pasar sin necesidad de salir de su habitación: desde peleas de almohadas hasta aventurarse en un barco por el mar.

Ambos protagonizan la puesta en escena Ernest & Bottom, creada por Geralldy Nájera, y en la que a través de gestos y movimientos y sin necesidad de diálogos, invitan al público de todas las edades a reír.

“Para mí el teatro tiene la función de sensibilizar al espectador y conectarlo de nuevo con su mundo emotivo, como directora es lo que me interesa hacer”, comentó Geralldy en el marco del inicio de temporada.

La autora explicó por qué decidió que sus personajes no hablaran, sino que contaran su historia a través del cuerpo.

“El diálogo inmediatamente nos coloca en un lugar como espectadores donde tiene que pasar por un filtro de la razón, entonces al quitarlo, además de hacerlo universal y que cualquier persona de cualquier edad lo pueda entender, debido a que entra a través de los sentidos —la vista, el sonido, la música que guía la emoción— conecta más fácil con la sensibilidad que las palabras. Abre la lectura a cada espectador según su creatividad”, detalló.

El montaje se estrenó ayer y ofrecerá funciones los domingos a las 12:30 horas en el Teatro Milán. Protagonizado por Juan Cabello, Karim Raziel, Lucía Pardo, Diego Santana y Pepe Ponce, presenta una historia de cómo dos adultos mayores con personalidades diferentes pueden llegar a convivir.

La obra realizada bajo la técnica clown surgió de un periodo en el que la autora estuvo hospitalizada y ya había ofrecido funciones previamente en teatros como el Benito Juárez y con funciones especiales para escuelas.

La autora comparte lo que significa tener entre los asistentes a niños: “La energía de los niños es muy liviana, ríen muy desinhibidamente y cuando el público se conjunta entre niños y adultos es muy bonito porque al adulto nos abre la risa de los pequeños, nos contagia, nos lleva a ese lugar de conectar con esa inocencia, juego, sorpresa”, dijo.

“Si bien el niño lo ve, lo entiende, lo disfruta, también toda la familia, tiene capas de profundidad que a veces sólo el adulto logra descifrar y es bonito hacer una experiencia en conjunto porque para que al teatro vengan los niños tienen que venir los papás”.

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