La «cultura» como sainete

por Rafael Cardona

Cuando uno mira y escucha los desfiguros de la burocracia cultural, como sucede ahora con la política del actual gobierno, exhibida con excelencia en los desatinos de la agregaduría de la embajada mexicana en España, se apetece darle la razón a don Vicente Fox quien nos sugería mantenernos alejados de la lectura hasta de los periódicos.

La danza de los exquisitos y las ruindades con cargo al presupuesto, han llegado en estos días a extremos tan risibles, como la más reciente ocurrencia presidencial: designar como representante cultural de México ante el reino de España a una poeta istmeña de la tradición zapoteca de Juchitán (cuyo nombre no fue revelado), no por el valor de sus versos, sino por la majestad de su etnia.

–¿Por qué no lo hicieron desde el principio?

Esa actitud me recuerda las bromas de Andrés Henestrosa –cuyo mérito no fue el indigenismo sino la talentosa pluriculturalidad–, cuando recién comenzaba la telefonía celular y él hablaba con alguien en su lengua originaria llena de “x” y dejos cadenciosos.

–“Soy el primero en usar estos aparatos en zapoteco.”

Pero no todo en el dicho presidencial ha sido equivocado. Como buen político Andrés Manuel ha dicho algo serio: “…si no se está de acuerdo con nuestro proyecto, ¿cómo nos va a representar?”.

Eso es cierto, un diplomático no representa a un país; representa a un gobierno. Y el embajador, al presidente.

Obviamente lo decía por las humoradas de Brenda Lozano en la caricaturización de su figura presidencial a través de memes. Una cosa pueril.

Cuando el presidente ordenó sustituirla con a una innominada poeta juchiteca no le estaba solicitando su renuncia: la estaba cesando, aunque ella finja no entender.

Brenda dijo:

“…Hace unos días recibí la invitación al cargo como agregada cultural de México en España, y directora del Instituto de Cultura de México en España por parte de la Secretaría de Relaciones Exteriores (¿y de cuándo a acá la SRE habla? Al menos debería decir quién la propuso y alentó, quién lo autorizó y cómo todo esto generó el cese de Márquez, el poeta ahora “sin crucero”)…

“…La acepté con humildad, en vista de la importancia de representar las muy diversas expresiones culturales mexicanas en un país en el extranjero con el que hay una constante comunicación entre creadores e ideas…”

Esa “humildad” (sospechosamente cercana al oportunismo de un cargo prestigioso; brillante línea curricular, por cierto), se ha convertido ahora en férreo apego a un cargo (ni siquiera asumido), ya desvanecido en la orden istmeña del presidente.

Obviamente, para quien escribe en “El País”, órgano del empresariado español (dice AMLO) cuya labor consiste defender a los neo conquistadores de la industria energética y etc, etc… esa no es su mejor credencial.

Pero se dieron cuenta ya cuando ya la escritora feminista (entre el indigenismo y el feminismo, ¿dónde queda la obra lutetaria y su mérito), estaba designada. Y esa es otra humorada involuntaria.

–¿No sabían del desapego de la BL del proyecto presidencial, a pesar de revelar el secreto de su voto triplemente en favor de AMLO en todas sus campañas? ¿Y ella ignora la diferencia entre votos y devotos?

Estos intelectuales cuya conciencia política es tan elástica como conveniente, se adhieren a cualquier ubre y luego terminan como Máximo Gorki, quien pasó del paraíso estalinista a las manos criminales del KGB.

Pero aquí no hay KGB. Nada más están las redes sociales de Zalmerón (salamerón), Pacoinazín, Epicteto y Marx.

Hoy la llamada “comunidad cultural” nos regala otro de sus bonitos sainetes. La burocracia política, en los tiempos del indigenismo militante, con sus pirámides de tablaroca, y exigente de disculpas imperiales, necesita estas aves de ornato y los pajarracos y pajarracas de la culturita se desgreñan por un cargo en medio (diría EH) de una rechifla celestial.

Mientras tanto la patria busca a una poeta o poetisa en zapoteco, lo cual no es igual a poeta zapoteca.