Los adictos al móvil, más vulnerables ante los cibercriminales

Redacción

Más horas de uso del smartphone suponen una mayor exposición a contenidos digitales, puede que incluso también un mayor conocimiento de ese entorno, pero sin embargo para los cibercriminales, más horas de uso del móvil suponen un atractivo de cara a elegir a sus víctimas.

 

Este es el resultado de un estudio en el que han participado Alberto Urueña y Antonio Hidalgo, investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) en España.

 

El trabajo, en el que también han participado investigadores de la Universidad Oberta de Cataluña y la Universidad de Oviedo en España, se basa en la teoría de actividades rutinarias de estilo de vida (L-RAT), uno de los enfoques teóricos más aceptados para estudiar la victimización por delitos cibernéticos, y la relaciona con el uso adictivo del smartphone.

 

La teoría de actividades rutinarias de estilo de vida relaciona a su vez dos enfoques teóricos: la teoría de actividades la elección racional (RAT) y la teoría de la exposición al estilo de vida (LET). “La teoría de la elección racional RAT se centra en las características del delito más que en las de los delincuentes reales y sostiene que los eventos delictivos se producen por la unión en el tiempo y el espacio de un delincuente motivado y un  objetivo atractivo”, explica Alberto Urueña, del Grupo de Organización, Administración de Empresas y Estadística de la ETSI Industriales de la UPM.

 

Por su parte, los teóricos que hablan de la exposición al estilo de vida (LET) explican el riesgo de sufrir un delito en función de los estilos de vida que potencialmente pueden exponer a las personas a los delincuentes. “Aquellos con mayor riesgo de convertirse en víctimas tienen más probabilidades de tener estilos de vida que consisten en pasar más tiempo en público (especialmente de noche), más tiempo lejos de la familia y una mayor proximidad a grupos de alto riesgo”, añade Urueña.

 

Los resultados del estudio confirman, como en investigaciones anteriores, las predicciones de las dos teorías clásicas (L-RAT y SCT) para explicar la victimización por delitos cibernéticos. Pero además añaden una nueva variable que influye, la adicción al smartphone.

 

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El nuevo estudio vincula el nivel de adicción al teléfono móvil con la mayor vulnerabilidad ante el cibercrimen. El ciberdelincuente siempre está al acecho y puede aprovechar cualquier descuido para infiltrarse secretamente en un teléfono móvil ajeno. (Ilustración: Jorge Munnshe para NCYT / Amazings)

 

Pero, ¿cómo se aplica todo esto al uso del smartphone y a la adicción al mismo? Los investigadores constataron que, una mayor adicción al teléfono no solo implica una mayor exposición al medio digital y por lo tanto a los ciberdelincuentes, sino que también ofrece más posibilidades de coincidir en el espacio y el tiempo con un cibercriminal y convertirse en víctima del mismo.

 

“Los resultados del estudio nos permitieron identificar la adicción a los teléfonos inteligentes como un importante predictor de victimización por delitos cibernéticos. Este efecto es importante y ocurre de dos formas: afecta a los efectos indirectos e influye directamente en la victimización por delitos informáticos (efecto directo). Este efecto directo es particularmente relevante ya que sugiere que los usuarios con mayor adicción al smartphone también muestran una mayor tendencia a la victimización por delitos cibernéticos”.

 

Para los investigadores, la principal aportación de esta investigación es su posible aplicación a la detección precoz de colectivos vulnerables a los ciberdelitos. “Conocer estas variables nos permite diseñar estrategias de detección más concretas y centrar la atención en algunos componentes que no se han contemplado hasta ahora en la identificación y la prevención de los ciberdelitos”, aseguran.

 

El estudio se titula “Smartphone Addiction and Cybercrime Victimization in the Context of Lifestyles Routine Activities and Self-Control Theories: The User’s Dual Vulnerability Model of Cybercrime Victimization”. Y se ha publicado en la revista académica International Journal of Environmental Research and Public Health.

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