Estrategia para localizar trozos del meteorito de Novo Mesto

Redacción

 

El 28 de febrero de 2020, cientos de personas de Eslovenia, Croacia, Italia, Austria y Hungría observaron una brillante bola de fuego o bólido que atravesaba el cielo de la mañana.

 

Los observadores del sur de Eslovenia, que se encontraban directamente bajo la trayectoria, informaron de fuertes explosiones y de un destello de tres segundos y medio que dejó una estela de polvo visible durante varios minutos. Los análisis muestran que algunos fragmentos sobrevivieron a presiones aerodinámicas superiores a los diez millones de pascales, uno de los valores más altos registrados para objetos de esta clase.

 

Se cree que, antes de entrar en la atmósfera terrestre, la roca espacial tenía una masa de unas cuatro toneladas y medía aproximadamente un metro de diámetro.

 

La bola de fuego se rompió en 17 trozos más pequeños. Fueron encontrados tres fragmentos, con un peso conjunto de 720 gramos, que se llevaron a los laboratorios para su análisis.

 

El fragmento más grande que se vio caer, con una masa estimada de unos diez kilogramos, aún no se ha encontrado. Es probable que cayera en un campo embarrado y que, antes de que se conociera públicamente la zona de la caída, ese campo fuese arado sin que nadie viera el meteorito o le diera importancia.

 

Al objeto cósmico se le llama ahora el meteorito de Novo Mesto, por la ciudad eslovena cerca de la cual se han encontrado trozos del objeto.

 

Las rocas que caen del espacio ofrecen la posibilidad de profundizar en la historia de nuestro sistema solar y son importantes para estudiar cómo surgió la vida en nuestro mundo, ya que muchos de los ingredientes necesarios para ella llegaron del espacio en rocas y cuerpos mayores. Sin embargo, muchas veces se desconoce la ubicación de los puntos de impacto, por lo que los mensajes científicos de las rocas espaciales se pierden. Para solucionar este problema, los astrónomos despliegan redes de cámaras que captan automáticamente el paso de bólidos por su sector del cielo. Gracias a ello, y comparando las posiciones de los bólidos a cada momento con las posiciones de las estrellas del fondo, es factible medir con la suficiente precisión las trayectorias de los bólidos. De este modo, es posible determinar los lugares de la Tierra en los que se pueden recoger las rocas espaciales caídas y también deducir de qué punto del sistema solar proceden. Sin embargo, estas redes están diseñadas para funcionar de noche, mientras que el objeto del 20 de febrero de 2020 cayó de día y fue grabado mayormente por cámaras instaladas en el tablero de mandos de vehículos que circulaban a velocidades de hasta 70 kilómetros por hora.

 

Eso obligó al equipo internacional de Denis Vida, de la Universidad del Oeste de Ontario en Canadá, a adoptar una estrategia diferente para reconstruir la trayectoria y ayudar a localizar trozos del objeto caído.

 

Para ayudar a crear modelos en 3D, se pidió a los habitantes de la zona que tomaran fotografías, desde lugares indicados, de edificios, postes telefónicos, montañas lejanas y otros puntos de referencia visibles en los vídeos de las cámaras de vigilancia. Las imágenes permitieron triangular las ubicaciones exactas con una precisión de unos pocos centímetros, comparable a la lograda por los topógrafos con un teodolito. Las fotografías se tomaron en noches estrelladas, por lo que, tras calibrarlas con los marcos de las ventanillas y otros puntos conocidos, cada píxel de las imágenes originales pudo asignarse a una dirección precisa. Lo más difícil fue determinar las coordenadas exactas a partir de las grabaciones de las cámaras de los vehículos en movimiento, para cada cuadro (fotograma) de vídeo y con una precisión de aproximadamente un centímetro, lo que supuso un largo y tedioso trabajo.

 

El análisis del brillo de una bola de fuego en el cielo puede revelar cómo se fragmentó. Sin embargo, lo normal en estos casos es emplear las estrellas del cielo nocturno como referencia. Las observaciones diurnas obligaron al equipo a innovar una vez más, comprando una dashcam (cámara para vehículo) idéntica a una que grabó el bólido y comparando el brillo del bólido en el vídeo con el conocido de un análogo artificial.

 

Este estudio se titula “Novo Mesto meteorite fall – trajectory, orbit, and fragmentation analysis from optical observations”. Y se ha presentado públicamente en el congreso Europlanet Science 2021, celebrado de manera virtual, vía internet.

 

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