Volcán “La Palma” despierta interés de la Universidad Politécnica de Madrid

Redacción

 

La actividad volcánica se inició en la zona de Cabeza de Vaca el día 19 de septiembre a las 15.10 hora local después de haberse registrado un intenso enjambre sísmico que comenzó el 11 de septiembre. En efecto, la sismicidad entre los días 11 y 19 fue aumentando en lo referente a la magnitud y frecuencia de sismos, que se iban localizando cada vez más próximos a la superficie y a la zona donde finalmente se produjo la erupción. Esta sismicidad fue acompañada por una deformación del terreno de unos 15 cm en las inmediaciones. El día de la erupción se detectaron 327 terremotos, con un evento de magnitud máxima de 3,8 mbLg y una profundidad de 2 km. acontecido poco menos de 4 horas antes de la erupción.

 

Con anterioridad al enjambre que finalmente desencadenó la erupción, se habían registrado en la isla 9 enjambres más desde 2017, siendo el último más superficial, con focos que inicialmente se encontraban a unos 20 km de profundidad, pero que fueron migrando rápidamente hacia la superficie, indicando la proximidad del magma y la posible erupción inminente.

 

Desde la erupción del volcán hasta el día 4 de octubre, la microsismicidad ha sido continua con eventos de magnitud inferior a los 3,8 mbLg y con una localización más hacia el sur de la isla. La mayor parte de los eventos se localizan a una profundidad inferior a los 15 km, si bien se aprecia en los últimos días una pequeña serie entre 25 y 40 km de profundidad.

 

Durante estas dos semanas, se han presentado tres tipos de fases eruptivas, que se han solapado en el tiempo. La primera, la estromboliana, con una mayor explosividad, debida al aporte de gases y que se sitúa en la parte alta del cono volcánico (explosiones con piroclastos). La segunda, conformada por pulsos freatomagmáticos debido a la entrada de agua en el conducto (vapor de agua blanco). Por último, la hawaiana con una emisión continua y menos explosiva de coladas de lavas a altas temperaturas, que confieren al magma una mayor fluidez y cuya aportación ha acelerado el crecimiento de la fajana (delta volcánico formado en la desembocadura de la colada en el mar).

 

Un equipo de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM) especializado en gestión de riesgos, liderado por la profesora Belén Benito Oterino (ETSI en Topografía, Geodesia y Cartografía), realizó recientemente una visita técnica a la zona afectada por la erupción del volcán de Cumbre Vieja.

 

El grupo estaba integrado por investigadores de las ETSI de Caminos, Canales y Puertos, ETSI Civil y la ETSI de Montes, Forestal y del Medio Natural de la UPM, con apoyo de dos empresas impulsadas por la UPM: Geolyder y Detektia. Durante la visita, se realizaron trabajos de evaluación en campo y se mantuvieron varias reuniones con los técnicos encargados del seguimiento de la erupción, especialmente del Instituto Geográfico Nacional (IGN) de España.

 

El 1 de octubre, día que comenzaron los trabajos sobre el terreno, se acababa de producir la apertura de dos nuevas bocas al noroeste del cono principal y a unos 50 metros por debajo del mismo. Estos emisores comenzaron a aportar lava más fluida y desgasificada (erupción tipo hawaiana).

 

El equipo de la UPM realizó trabajos de campo adicionales en la colada principal y en la fajana en formación. Durante los días de trabajo de campo, el grupo estuvo permanentemente disponible para los técnicos encargados de la vigilancia de la erupción.

 

El equipo sigue trabajando sobre la erupción, con el apoyo de Geolyder y Detektia.

 

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