Descubren en Wyoming misteriosos cráteres

Redacción

Varias decenas de pequeños cráteres de impacto, de entre 10 y 70 metros de diámetro medio, se han descubierto en el sudeste de Wyoming, Estados Unidos. Apenas se notan ya y por eso su existencia solo se ha conocido después de análisis detallados de los terrenos que ocupan.

Un equipo de científicos estadounidenses y alemanes encontró estos antiguos cráteres en capas sedimentarias expuestas que datan del periodo Pérmico (hace 280 millones de años). Poco después de descubrir los primeros cráteres, el equipo sospechó que se trataba de un campo de cráteres formado por la fragmentación a baja altitud de un asteroide que entró en la atmósfera. Sin embargo, con el descubrimiento de más y más cráteres en una amplia zona, se descartó esta hipótesis y el halo de misterio se intensificó.

Muchos de los cráteres están agrupados en conjuntos y se alinean a lo largo de líneas radiales.

Además, varios cráteres son elípticos, lo que permite reconstruir las trayectorias de entrada de los objetos que colisionaron contra la superficie. Las trayectorias reconstruidas tienen un patrón radial.

Las trayectorias indican una única fuente y muestran que los cráteres se formaron por los impactos de bloques expulsados de un gran cráter primario. Esta es la conclusión a la que ha llegado el equipo de Thomas Kenkmann, profesor de geología de la Universidad de Friburgo en Alemania. “Los cráteres secundarios alrededor de cráteres más grandes son bien conocidos en otros planetas y lunas, pero nunca habían sido encontrados en la Tierra”, destaca Kenkmann.

El equipo calculó las trayectorias balísticas y utilizó simulaciones matemáticas para modelar la formación de los cráteres.

Todos los cráteres encontrados hasta ahora están situados a entre 150 y 200 kilómetros del presunto cráter primario y fueron excavados por bloques de entre 4 y 8 metros que golpearon la Tierra a velocidades de entre 700 y 1000 metros por segundo.

El equipo de investigación estima que el cráter de origen tiene entre 50 y 65 kilómetros de diámetro y debe estar profundamente enterrado bajo sedimentos más jóvenes, en la cuenca del norte de Denver, cerca de la frontera entre los estados de Wyoming y Nebraska.

El estudio se titula “Secondary cratering on Earth: The Wyoming impact crater field”. Y se ha publicado en la revista académica Geological Society of America Bulletin.

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