Trump plantea un dilema a los líderes republicanos del Senado tras años de pugna con McConnell

El presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Mike Johnson, habla regularmente con el expresidente Donald Trump. Un miembro de su equipo de liderazgo hizo campaña por Trump en Nueva Hampshire. Y todos los principales líderes de la Cámara de Representantes lo han dejado muy claro: son del equipo Trump.

No se puede decir lo mismo de los líderes republicanos del Senado.

El líder del Partido Republicano (GOP) en el Senado, Mitch McConnell, no ha hablado con Trump en más de tres años e intenta evitar pronunciar su nombre en público. Su principal adjunto y posible sucesor, John Thune, de Dakota del Sur, aún no ha respaldado a Trump y dijo este mes que “siempre le ha preocupado” el impacto de la candidatura del expresidente. John Cornyn, senador por Texas -otro posible futuro líder que tiende a mantenerse al margen de las primarias en disputa- acaba de respaldar a Trump tras su victoria en Nueva Hampshire, aunque ha expresado su preocupación sobre su elegibilidad en unas elecciones generales.

Y un tercer posible sucesor de McConnell -el senador John Barrasso, de Wyoming- ha adoptado un enfoque diferente, hablando con Trump antes de respaldarlo días antes de los caucus de Iowa, además de planificar una recaudación de fondos para la candidata al Senado respaldada por Trump, Kari Lake, en Arizona, y recaudar fondos la semana pasada para otro, Bernie Moreno, en Ohio, según fuentes familiarizadas con el asunto.

A medida que Trump avanza hacia la designación republicana, hay muchas preguntas en los círculos del Partido Republicano sobre cómo —y si— Trump puede reconstruir las alianzas en el Senado que fueron fundamentales en su primer mandato, pero que ahora son inexistentes. La falta de relación ha quedado muy clara en los últimos días, cuando Trump presionó pública y privadamente a los senadores de base y a los líderes del Partido Republicano en la Cámara de Representantes para acabar con un importante acuerdo sobre inmigración y Ucrania que McConnell ha trabajado durante meses para asegurar en el Senado.

Y si Trump gana en noviembre, los republicanos temen que se repita la caótica situación de su primer mandato, en la que los planes legislativos cuidadosamente coordinados se podrían descarrilar por los caprichos de un presidente voluble, algo que podría ser aún más difícil de gestionar si las tensiones siguen siendo crudas entre los principales republicanos del Senado y un presidente envalentonado.

“Si somos mayoría y Donald Trump es el presidente, tiene que haber una buena relación de trabajo”, dijo el senador J.D. Vance, republicano de Ohio y firme partidario de Trump, que se benefició del apoyo de McConnell en su reñida victoria en las elecciones legislativas de 2022.

Preguntado sobre si los lazos de Trump con el próximo líder del Partido Republicano serán un factor a la hora de sopesar a quién apoyar, Vance dijo: “Seguro”.

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