Rusia reclutó a unos 15.000 nepalíes para pelear en Ucrania. Muchos resultaron traumatizados y algunos nunca regresaron

Ramchandra Khadka se paró frente a un templo en el centro de Katmandú, Nepal, rezando por sus compatriotas que luchan por Rusia en la guerra de Moscú contra Ucrania.

Mientras repicaban las campanas ceremoniales y el dulce aroma del incienso llenaba el aire, encendió velas y ofreció flores a una deidad. Lo único que desea es que sus amigos nepalíes sobrevivan a la brutal guerra.

Este hombre de 37 años regresó recientemente a Nepal luego de sufrir heridas en el frente de Ucrania. Declaró a CNN que fue testigo de escenas horribles y lamenta su decisión de unirse al ejército del Kremlin como mercenario extranjero.

La guerra de Rusia en Ucrania no es el primera conflicto en el que participa Khadka. Formó parte de los rebeldes maoístas de Nepal, que libraron una sangrienta guerra con las fuerzas del país durante 10 años desde mediados de la década de 1990. Después fue a Afganistán, contratado por un contratista militar privado para ayudar a las fuerzas de la OTAN en el país. Pensaba que ya lo había vivido todo en su vida: derramamiento de sangre, muerte y dolor. Pero, unos 17 años después de que terminara la guerra maoísta, sin esperanzas de encontrar trabajo en Nepal, decidió volar a Rusia para enlistarse en el ejército del país a cambio de dinero.

“No me enlisté en el ejército ruso por placer. No tenía ninguna oportunidad de trabajo en Nepal. Pero en retrospectiva, no fue la decisión correcta. No nos dimos cuenta de que nos enviarían al frente tan pronto y de lo horrible que sería la situación”, contó Khadka.

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