PLAZA TLAXCALA


UNA OPOSICIÓN QUE NO CREE EN LAS REGLAS
LOURDES ROMERO
Inicio mi comentario de esta semana señalando qué curioso, pero riesgoso, es el comportamiento de la oposición en Tlaxcala.
De unos días a la fecha, y justo en el marco de la contienda electoral, la entidad más segura del país se convirtió en un lugar “de riesgo” para candidatos a cargos de elección popular. Al menos eso alegan partidos de oposición.
Prácticamente todos los abanderados que se dicen victimas de la inseguridad no pintan en las preferencias. Es decir, no son favoritos a ganar la contienda electoral, lo que significa que el eventual “móvil” de los presuntos ataques en su contra no tendrían como base la contienda del próximo 02 de junio.
Por otra parte, la oposición acusa la intervención del Estado en las campañas, sin que a la fecha haya señalamientos que lo demuestren con pruebas contundentes. Únicamente, ha habido pronunciamientos mediáticos que enrarecen el clima político.
Según partidos y candidatos que han ventilado acusaciones en tal sentido, ocupan la atención de los medios porque no confían en las instituciones, lo que deja ver una actitud perversa de exigir legalidad desde la ilegalidad.
Ahí tenemos a Marko Cortés, dirigente nacional del PAN, que quiso politizar la solicitud que el Consejo Estatal de Seguridad hizo a 19 municipios para sustituir a sus titulares de Seguridad Pública, tras detectar que ocupan el cargo sin cumplir los requisitos de ley.
Esta actitud irresponsable indica que, en el afán de crear cortinas de humo, algunos “lideres” políticos no tiene recato en solapar las irregularidades de las autoridades que emanan de sus partidos.
Esa misma irresponsabilidad la notamos también en la última conferencia de prensa de Minerva Hernández, candidata del PRIAN a la alcaldía capitalina, cuando denunció que han sido coaccionados trabajadores de gobierno y maestros para apoyar a su principal contrincante, y en vez de exhortarlos a denunciar, les pidió simular que obedecen para que voten por ella el día de la elección.
Esto muestra que, además de tolerar la impunidad en aras de tener respaldo, hay quienes se pueden hacer de la vista gorda con tal de verse beneficiados con prácticas de corrupción.
Se dice que quien acusa está obligado a probar, y el uso de cartulinas ante los medios de comunicación no constituye la veracidad de sus afirmaciones, sino una artimaña política a falta de denuncias formales ante las autoridades correspondientes.
Realmente es una gran contradicción que partidos y candidatos que buscan gobernar no crean en las reglas que establece el marco de la ley, y pretendan irse por la libre, haciendo acusaciones sin asumir consecuencias.
Ojalá el ciudadano haga un análisis de todo lo que está pasando y advierta estas trampas que, sin lugar a dudas, lastiman la democracia.

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