El mayor paso entre EU y México cerrará este fin de semana

El paso fronterizo con más movimiento de Estados Unidos cerrará este fin de semana a los más de 40 mil vehículos que pasan cada día para llegar a México.

El cierre entre San Diego y Tijuana, para trabajar en un proyecto de ampliación valorado en 741 millones de dólares, supone un enorme dolor de cabeza para los negocios de la frontera, trabajadores y turistas.

Los viajeros soportan largas esperas de horas en el lado mexicano de la frontera para entrar a Estados Unidos debido a unas medidas de seguridad que no han dejado de crecer desde los ataques del 11 de septiembre de 2001.

Los que cruzan a menudo temen encontrar ahora largas filas en ambos lados, lo que haría intolerable los viajes por el paso de San Ysidro.

Se cree que la obra será la mayor renovación de un paso fronterizo en las casi 2 mil millas de frontera entre ambos países. El proyecto lleva años preparándose para aliviar el atasco e impulsar el comercio transfronterizo.

Las autoridades estadounidenses advirtieron a la gente que evitara conducir a Baja California entre las 3 de la madrugada del sábado y el mediodía del lunes. Quieren evitar lo que se teme sea un enorme embotellamiento de tránsito en el lado estadounidense cuando los autos con destino a México se vean desviados al mucho menor cruce de Otay Mesa, hacia el este.

“Ni siquiera piense en cruzar en un vehículo”, dijo Jason M-B Wells, director ejecutivo de la Cámara de Comercio de San Ysidro. “Va a estar paralizado”.

Wells y otros líderes empresariales quieren que la gente cruce a pie y están preparando un festival con música en vivo y camiones de comida para recibir a los que lo hagan. El cruce peatonal de San Ysidro, al que se añadieron 22 carriles de inspección para entrar en Estados Unidos este verano, estará abierto en ambas direcciones. También podrán cruzar los vehículos que vayan de México a Estados Unidos.

En el sector turístico de Baja California preocupan los contratiempos derivados de las obras, que podrían extenderse mucho más allá del fin de semana porque algunos carriles permanecerán cerrados hasta noviembre.

Los empresarios ya estaban trabajando para difundir el mensaje de que sus zonas turísticas son seguras, después de que el Departamento de Estado de Estados Unidos emitiera un aviso el mes pasado que incluía a la región debido a los crímenes violentos.

El cierre de la frontera es un segundo golpe, afirmó Ricardo Argiles, director general de Rosarito Beach Group, propietario del emblemático Rosarito Beach Hotel.

Las reservas de su hotel han caído un 30 por ciento este fin de semana respecto a la misma fecha del año anterior, y le preocupa que el turismo siga de capa caída mientras duren los trabajos de ampliación.

Los hoteles están bajando los precios para convencer a la gente de que anime a cruzar la frontera y ofrecen instrucciones sobre cómo llegar desde Otay Mesa.

“Esperamos que la gente siga viniendo y una vez se relajen, se olviden de las filas”, dijo Argiles, presidente de la Hotel and Motel Association of Rosarito Beach.

El cierre del fin de semana es para retirar una gran cubierta de metal que cubre los carriles en dirección sur hacia México.

El cruce reabrirá el lunes con tres carriles al sur, mientras se modifica la Interestatal 5 de California hacia el nuevo cruce. Las autoridades estadounidenses esperan que el tránsito haya vuelto a la normalidad para Acción de Gracias, cuando estarán abiertos cuatro de los cinco carriles en el mayor cruce fronterizo terrestre del Hemisferio Occidental.

Una vez completados en verano de 2019, los 10 nuevos carriles al sur gestionarán los aproximadamente 40 mil vehículos que pasan cada día los fines de semana por San Ysidro, 50 mil entre semana. La ampliación también añadió ocho nuevos carriles de México a Estados Unidos.

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