El cine se refugia en el auto, tras el Covid-19

Redacción

Nunca en la historia del cine moderno tantos habían acudido a ver una película en el mes de mayo. Era 2013, las pantallas presumían cintas como Iron Man 3, Star trek: en la oscuridad, Rápidos y furiosos 6 y El gran Gastby, que ayudaron a recaudar más de mil 142 millones de dólares en todo el mundo.

En 2020, ese mismo mes fue el de butacas vacías. Este mayo arrebató a la historia sus propios récords: el peor del que se tenga registro, el de menos estrenos, en el que los grandes estudios desaparecieron. Si hace siete años hubo 191 estrenos importantes según el sitio Box Office Mojo, en esta ocasión sólo destacaron 12 películas, todas independientes.

Con los cines cerrados, los estudios optaron por varar las cifras de recaudación durante la pandemia. El sitio encargado de contabilizar la taquilla mundial sólo registró 995 mil dólares, menos del 0.1% respecto al mejor año de la historia. Los únicos que pudieron dar inmunidad al cine fueron los autocinemas.

Una película de bajo presupuesto ha dominado las carteleras en Estados Unidos y algunas partes del mundo. The wretched, un filme de terror estrenado el 1 de mayo, ya alcanzó a Titanic y Avatar como la opción número uno durante seis semanas consecutivas, algo que sus creadores, los hermanos Brett y Drew Pierce, no asimilan.

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“Ni en un millón de años (lo imaginamos)”, dice Brett, oriundo de Michigan, confinado en su casa en Los Ángeles. “Es una película indie entonces esperábamos que la gente la viera en streaming”, se sincera.

La compañía de producciones independientes IFC Films fue la encargada de estrenarla en 12 autocinemas de Estados Unidos. El éxito los llevó a proyectarla finalmente en 99 de estos lugares. Los realizadores coinciden en que el ambiente de su filme es ideal para una experiencia drive-in, es decir, en auto, pues sólo requiere adentrarse a la historia.

México sobre ruedas

La Ciudad de México esperó hasta junio para replicar al país vecino. Autocinema Coyote, inaugurado en 2011 y que cuenta con dos sucursales en la capital, permaneció cerrado durante la temporada de Sana Distancia, que acabó el 30 de mayo. La sede de Insurgentes abrió el 3 de junio y la de Polanco el martes pasado (si bien ahí ya hubo quejas por la suspensión de una función sin explicaciones).

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“Los boletos se agotaron con tanta premura que preferimos no hacer mayor comunicación hasta tener más funciones programadas para evitar que la gente acuda en busca de boletos y no encuentre debido a la reducción del aforo, por temas de seguridad”, explica Rosario Borbolla, gerente de programación.

Acudió a una de las funciones. Hubo medidas de seguridad, pero no todas se acataron. Éstas incluyeron un aforo menor de vehículos (unos 50 por cada una de las dos funciones diarias), protección entre los empleados y no bajar del auto. Algunos asistentes no portaron cubrebocas y a otros se les solicitó abrir la ventanilla para mostrar la entrada electrónica, algo que, se había estipulado, no era necesario.

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Sólo se han proyectado películas de antaño como Beetlejuice, El resplandor o El proyecto de la bruja de Blair. Esto no es casual, los autocinemas no son una opción de recaudación para los estudios desde hace años: la poca capacidad de asistentes no genera las ganancias que requiere una película taquillera, lo que los convierte en un mal modelo de negocios para la gran industria.

En México, los autocinemas fueron un éxito a mediados del siglo pasado, con aforos de cientos de autos. El primero que consta en el archivo es el de Lomas, inaugurado el 2 de mayo de 1950, a éste le siguió Satélite, Del Valle, Lindavista, entre otros.

Coyote abrirá uno este verano en Puebla y Cinemex confimó que el piloto que realizó en Plaza Patria, en Jalisco, podría continuar en julio. Sin embargo, el cine masivo prevé retomar el volante de las salas comunes para reposicionarse.

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