Ángeles Mendoza
Se han detectado una serie de factores que limitan e inhiben la representación política de las mujeres. El papel que representan los medios de comunicación en la sociedad es uno de los elementos más importantes en la configuración de las expectativas del público sobre los políticos, desde luego en especial con la participación femenina en lo particular. Son creadores de opinión y, por lo tanto, su trascendencia es primordial, sobre todo durante las campañas electorales, se rigen muchos por la naturaleza de su machismo en el momento de dar una opinión hacia alguna mujer que decida ser parte del ámbito político.
A pesar de las evidencias donde los hombres que ejercen la política se han destacado más por su incapacidad para gobernar, falta de sensibilidad, abusos de poder en todos los ámbitos, y la falta de criterio para elegir a sus colaboradores, se sigue manejando una tendenciosa comunicación donde los hombres son quienes tienen mayor competitividad, liderazgo, fuerza, independencia, ambición, agresividad y energía, que nada los detiene se rigen por el deseo de ganar a costa de lo que sea.
Las versiones sobre qué; las mujeres siguen teniendo el lado “débil y vulnerable”, sobre todo en la toma de decisiones, considerando lo fácil que pueden ser de influenciar por el sexo opuesto, ya que se les asocia con; sumisión, amabilidad, compasión, sensibilidad hacia las necesidades de los demás, empatía, pero falta de experiencia y conocimientos en el ámbito público, sin embargo se pueden considerar sus aparentes debilidades como fortalezas, estas ventajas; como el empoderamiento, el liderazgo femenino contribuye a derribar barreras culturales y estructurales que existen alrededor de quienes han gobernado por siglos. Por ello en estos tiempos de igualdad de condiciones es necesario generar conciencia en las mujeres para que determinen su participación electoral.
No basta que las leyes estén a favor, las mujeres deben ocupar esos espacios en la política aprender a no tener miedo y tener el valor de ejercer los potenciales que tienen para lograr gobernar y creer en sí mismas sin esperar la aceptación o condiciones en lo individual ni de grupo, que tengan claro que no necesitan comportarse como los hombres para ser reconocidas o tener éxito, ya que muchas toman conductas equivocadas, y dejan la esencia y sus intenciones de lado para convertirse en un político más de los que la ciudadanía ya no quiere.
Es fundamental que las mujeres demuestren un estilo diferente de negociación y liderazgo más inclusivo y menos jerárquico que sus homólogos masculinos. Además, las mujeres sienten un mayor compromiso por promover soluciones a los problemas que enfrentan otras mujeres y los niños. De acuerdo con la OCDE, las mujeres tienden a invertir una mayor proporción de sus ingresos en sus familias y comunidades que los hombres.” En este sentido, la presencia femenina en gobiernos locales favorece la incorporación de nuevos temas y acciones que muchas veces no son priorizados en agendas locales.
