Dinero en efectivo alcanza un punto de no retorno: BCE

Redacción

Que el dinero en efectivo se usa cada vez menos es una realidad. La pregunta es a qué velocidad avanza esta tendencia y qué factores están socavando el uso de billetes y monedas como método de pago. Todo hace indicar que el Covid-19 será una especie de punto de no retorno que acelerará una tendencia que será casi imposible de revertir. El último estudio sobre los hábitos de pago en la zona euro revela que un porcentaje no despreciable de los consumidores no piensa volver a utilizar el cash como lo hacía en el pasado.

El estudio fue realizado en su mayor parte en 2019, pero se incluyen algunas pequeñas modificaciones con los cambios que ha provocado la pandemia, añadiendo encuestas realizadas durante julio de este año.

En lo que a 2019 se refiere, la tendencia ha continuado avanzando en contra del dinero en efectivo, pero sin quitarle el trono. El año pasado, los consumidores en la zona del euro utilizaron efectivo para 73% de las operaciones minoristas en puntos de venta y entre personas (79% en 2016, la anterior encuesta), aunque esto sólo representa 48% en términos de importe (54% en 2016). Por primera vez, el importe de las operaciones realizadas con otros medios de pago superó a las hechas en efectivo.

En el caso de España, el uso del dinero en efectivo como medio de pago alcanza 83% (frente a 87% de 2016) de las operaciones y representa 66% (frente a 68%) del importe total de las mismas. Los pagos con tarjeta alcanzan 15% y suman 28% del importe total. Otros tipos de pagos digitales se llevan el 2% restante y 7% del importe en las operaciones. En el polo opuesto están Finlandia y los Países Bajos, donde sólo 35% y 34% de los pagos fueron en efectivo, respectivamente, siendo las tarjetas de débito el principal instrumento de pago por número de transacciones.

En España, los ciudadanos mostraban un fuerte apego al dinero en efectivo para realizar sus operaciones cotidianas, y sólo Malta usa más el efectivo para los pagos.
Sin embargo, el Covid-19 ha podido erosionar de forma importante este hábito. Del amor al odio hay solo un paso. Según revela el BCE, los españoles (62% de los encuestados) y los portugueses (70%) son los europeos más preocupados por la posible transmisión del virus a través de los billetes y las monedas. La preocupación es menor en los países del norte que en los del sur, mientras que en los bálticos apenas 15% de la población tenía miedo a contagiarse por el uso de efectivo. Este miedo está teniendo repercusiones a la hora de pagar.

“Existen grandes diferencias a nivel de país: en Irlanda, Bélgica y España, más de la mitad de los encuestados asegura que están pagando menos en efectivo desde el comienzo de la pandemia, mientras que en Estonia, Letonia y Malta menos de 25% ha dicho lo mismo”, señala el trabajo del BCE.

A nivel de la zona euro, los datos recopilados durante la pandemia por el BCE son reveladores. Se preguntó a los encuestados cómo hicieron sus pagos más recientes en los puntos de venta clave: se utilizó efectivo para 38% de las transacciones en los supermercados, 57% de las transacciones en las pequeñas tiendas y 63% de las transacciones en restaurantes, bares y cafeterías. Estos porcentajes son muy inferiores al 73% de pagos en efectivo realizados durante 2019. El Covid-19 es una amenaza para el dinero en efectivo.

Además, 40% de todos los encuestados reconoció que ahora emplea tarjetas de pago contactless o sin contacto con más frecuencia, mientras que 40% también ha asegurado que usa con mucha menos frecuencia o algo menos el dinero en efectivo. Casi 90% de todas estas personas que ahora usan menos el efectivo seguirán haciéndolo cuando termine la crisis del coronavirus. De todos ellos, 46% sostiene que tienen total certeza de que continuarán usando menos efectivo, 41% creen que probablemente y 13% asegura que volverán a usar efectivo como antes. Casi 20% de los encuestados cree que no volverá a usar el cash con la misma intensidad que en el pasado.

De ello se deduce que una parte nada despreciable de la población usará mucho menos el efectivo de forma permanente. “Los resultados sugieren que la pandemia ha acelerado la caída en el uso de efectivo en todos los países de la zona del euro. La magnitud de los efectos varía de un país a otro y es probable que dependa de la gravedad de la pandemia, la infraestructura de pago existente, las políticas y recomendaciones gubernamentales, la facilidad de acceso al efectivo y la aceptación del efectivo, así como como preferencias y hábitos”, sentencia el BCE.

Pese a la contundencia en la respuesta de los encuestados, Fabio Panetta, miembro del Comité Ejecutivo del BCE, cree que “la consolidación de esta tendencia es todavía incierta”.

PAGOS ELECTRÓNICOS MÁS SENCILLOS

Resulta interesante que el motivo mencionado con más frecuencia para este cambio de percepción es que los pagos electrónicos se han facilitado durante la pandemia; por ejemplo, aumenta el umbral a partir del cual el titular de una tarjeta sin contacto debe introducir su número de identificación personal (PIN) para autorizar el pago en el terminal.

El BCE reconoce que el descenso del uso del efectivo hace preguntarse por su disponibilidad y por su aceptación como medio de pago. Aunque en la encuesta no se habla del euro digital, las voces dentro del BCE y de las instituciones europeas que piden el lanzamiento de este tipo de dinero en ‘efectivo’ y digital se han multiplicado con la pandemia del Covid-19.

El propio Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España, reconoció recientemente que el BCE se estaría planteando lanzar el euro digital ante el descenso del uso del efectivo y los cajeros. Si esta tendencia se convierte en un fenómeno permanente y no puntual habría que ofrecer a los ciudadanos un acceso a dinero seguro, público y evitar así, los riesgos de la dependencia total a los medios de pago privados.

El dinero en efectivo ha alcanzado un punto de no retorno como medio de pago. Si bien puede conservar su utilidad como depósito de valor (forma de ahorro), la comodidad, sencillez y ‘limpieza’ de los pagos digitales están siendo clave para que éstos se impongan.

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