No, las ondas de radio espaciales no tienen mensajes alienígenas; de esto se trata

Redacción

El fenómeno de las ráfagas rápidas de ondas de radio (FRBs, por sus siglas en inglés) ha desconcertado a la comunidad científica desde que se descubrió la primera de tales ráfagas, en 2007. La ráfaga llegó a la Tierra en 2001, pero fue en 2007 cuando se la detectó al analizar nuevamente datos de observaciones hechas por un radiotelescopio desde Australia. Desde entonces, se han captado un millar de estas ráfagas. Se trata de misteriosos “fogonazos” ultrabreves, de apenas unas milésimas de segundo. No está claro qué las genera, aunque, sea lo que sea, utiliza cantidades colosales de energía, tanta en una milésima de segundo como la que el Sol genera en un año.

Con la ayuda del telescopio espacial Hubble de la NASA y la ESA (Agencia Espacial Europea), el equipo de Alexandra Mannings y Sunil Simha, de la Universidad de California en Santa Cruz, Estados Unidos, ha localizado en los brazos espirales de cinco galaxias lejanas los puntos de procedencia de varios FRBs.

Debido a que estos fugaces pulsos de radio desaparecen en mucho menos tiempo que lo que dura un parpadeo, la comunidad científica ha tenido dificultades para rastrear de dónde provienen y qué tipo de objeto u objetos los causan.

Localizar de dónde proceden estos fogonazos y, en particular, en qué galaxias se originan, es importante para determinar qué tipo de sucesos astronómicos desencadenan esos peculiares destellos de ondas de radio. La localización de los puntos de procedencia de FRBs que se ha logrado con el Hubble ayuda a los investigadores a reducir la lista de astros o fenómenos sospechosos de generar FRBs.

La mayoría de las galaxias de las que provienen los FRBs de las que se ha determinado su punto de origen son masivas, relativamente jóvenes y todavía están formando estrellas.

Observando qué tipo de astros energéticos predominan en los sectores de esas galaxias en los que se generaron los FRBs rastreados, se ha podido determinar que los FRBs probablemente no se originan en las estrellas más jóvenes y masivas.

Esto ha ayudado a los investigadores a descartar algunos de los posibles mecanismos de producción de FRBs, incluyendo las muertes explosivas de estrellas jóvenes y muy masivas, que generan estallidos de rayos gamma y dan lugar a algunos tipos de supernovas. Otra fuente poco probable es la fusión entre estrellas de neutrones.

En cambio, lo averiguado con el telescopio espacial Hubble concuerda con la teoría según el cual los FRBs se originan en estallidos generados por magnetares jóvenes. Los magnetares son un tipo de estrella de neutrones con campos magnéticos muchísimo más potentes que los de las estrellas de neutrones normales. Se les describe como los imanes más potentes del universo. El año pasado, unos astrónomos lograron relacionar las observaciones de un FRB detectado en nuestra Vía Láctea con una región de esta donde reside un objeto cósmico que ha sido identificado como magnetar.

Las observaciones realizadas con el telescopio espacial Hubble también han ayudado a los investigadores a reforzar la asociación de los FRBs con galaxias masivas en las que se están creando muchas estrellas. En observaciones anteriores, realizadas desde tierra, de algunas posibles galaxias anfitrionas de FRBs, no se logró detectar tan claramente la estructura subyacente de tales galaxias, como los brazos espirales, en muchos de los casos. Por lo tanto, los astrónomos no podían descartar la posibilidad de que los FRBs se originaran en una galaxia enana que quedase escondida detrás de una galaxia masiva. En el nuevo estudio del Hubble, el cuidadoso procesamiento y análisis de las imágenes ha permitido a los investigadores descartar a las galaxias enanas como escenarios de la generación de FRBs.

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