Por la pandemia, los festejos de este día se han transformado; agradecen tener salud y familia

Redacción

A un costado de la Alameda, en la plaza Solidaridad, Pascual, junto a su hija Xochitl, acomoda tranquilamente los libros que venderá este Día del Padre. Él, pese a no estar celebrando, se siente dichoso de poder trabajar y afirma que el mejor regalo que puede tener es salud.

“Tenemos que agradecer a la vida y Dios porque nos permite trabajar y estar bien de salud. Yo creo que con eso estamos compensados de que nos festejen. Yo creo que el mejor regalo es tener salud y poder estar con tu familia”.

Ese agradecimiento que menciona es porque durante la pandemia de Covid-19 no pudo trabajar, pues cerraron gran parte del tiempo la plaza. En ese lapso vivió de dinero prestado de sus familiares.

Pascual dice que también se siente agradecido, ya que nadie de su familia enfermó; sin embargo, esta situación sí les dejó un gran aprendizaje: “Yo creo que hay una trasformación sobre todo espiritual, en la que valoramos más a la familia, la vida. Hemos aprendido a valorarla porque en un momento se nos puede ir. Es muy frágil. Por eso reiteró en este Día del Padre, el mejor regalo es tener salud”.

En otro lugar de la capital, al oriente, Juan está alistándose para salir con sus hijos y sus nietos a celebrar el Día del Padre. Él, a diferencia de Pascual, sí padeció Covid-19 y tardó más de un mes en recuperarse, refiere.

“Este día es diferente porque puedo estar con mi familia. Me enfermé de Covid en Navidad, pasamos días muy duros. Algunos de ellos quedé inconsciente. No recuerdo nada. Ahí me di cuenta que lo material no importa, pero sí la salud y la familia. Eso es lo más importante. De lo material nada te llevas”, dijo.

Juan enfermó de coronavirus en diciembre. En Nochebuena fue cuando comenzó la peor etapa de la enfermedad, estuvo un mes con oxígeno y algunos de esos días los pasó inconsciente. Ahora, ya recuperado y vacunado, puede disfrutar de un Día del Padre muy distinto.

Por el contrario, José Luis, quien acude con sus dos hijas y su esposa a la calle Madero para celebrar el Día del Padre, agradece que durante la pandemia nadie de su familia enfermó y que contrario a ello, pudo aprovechar la contingencia para pasar más tiempo en casa.

“A nosotros nos fue bien. No tuvimos contagios en mi familia y pudimos estar más tiempo juntos. La pandemia nos unió. Pude convivir más con mis hijas y mi esposa. Tiempo que de no ser por la pandemia, no hubiera tenido”, explica.

Así, padres de familia festejan de distintas maneras el Día del Padre, una celebración todavía empañada por la pandemia de Covid-19, que a muchos de ellos les hace tener un matiz diferente de este festejo, frente al de otros años.

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